lunes, 16 de noviembre de 2015

La Casa Del Viento



La Casa Del Viento

La historia siguiente no pertenece al Evangelio de las Brujas, pero la agrego como confirmación del hecho que el culto a Diana existió durante mucho tiempo junto con la Cristiandad. El título que figura en la original la Sra., que fue escrito por
Magdalena, después de haberlo oído de un hombre que era nativo de Volterra, es La Peregrina de la Casa del Viento.

Puede agregarse que, tal como se relata en el cuento, la casa en cuestión todavía sigue en pie. Hay una casa de campesinos en la subida a Volterra, que se llama la Casa del Viento. Cerca de allí hubo una vez un pequeño palacio, en donde vivió un matrimonio con su hijo, una niña a la que ellos adoraban.

Si a la pequeña le ocurría cualquier cosa, aunque solo fuera un simple dolor de cabeza, se preocupaban y sufrían temiendo lo peor. Poco a poco la niña fue haciéndose mayor y todo lo que pensaba su madre, que era muy devota, era que la jovencita tenía que ser monja. Pero a la muchacha no le gustó esto, y le dijo a su madre que lo que quería era casarse como hacían las demás chicas.

Un día, cuando miraba por su ventana, vio a los pájaros
revoloteando y trinando en las vides y entre los árboles muy alegremente, y entonces le dijo a su madre que algún día desearía tener una familia de pajarillos propios revoloteando alrededor de su alegre nido. La madre estaba tan enojada que
le dio un bofetón.  La joven lloró, pero le contesto a su madre vivamente que si la golpeaba y la maltrataba, pronto encontraría la manera, con toda seguridad, de escaparse y casarse porque ella no tenía la más mínima idea de ser monja.

Al oír esto la madre se asustó seriamente, ya que ella conocía perfectamente el temperamento de su hija, temió que la muchacha no tuviera ya un amante y el escándalo que eso significaría; y los chismorreos que habría de ello por todas
partes, entonces pensó en una señora mayor, de buena familia pero autoritaria, famosa por su inteligencia para enseñar y por su poder de persuasión y pensó “Esta será la persona justa para inducir a mi hija a ser piadosa, llenará su cabeza de
devoción y hará de ella una monja.”

Así que llamó a esta hábil persona que designó
inmediatamente como institutriz y asistente constante de la señorita, quien, en vez de pelearse con su guarda, se hizo fiel a ella. Sin embargo, no todo en este mundo va exactamente como nosotros querríamos, y nadie sabe qué pez o cangrejo puede esconderse bajo una piedra en el río. Por lo
que aconteció que la institutriz no era católica en absoluto, como en su momento parecía, y no fastidió a su alumna con ninguna amenaza de una vida de monja ni siquiera con la aprobación de ello.

Y sucedió que la joven, que tenía el hábito de mentir, se despertó en una noche de luna llena para oír como los ruiseñores cantaban y oyó a su institutriz en la habitación de al lado, y como que la puerta estaba abierta, entró y la vio a fuera en un magnifico balcón. A la siguiente noche sucedió lo mismo, y elevándose muy
suavemente sin ser vista, contempló a la dama que rezaba arrodillada a la luz de la luna llena, lo que le pareció una conducta muy singular, y tanto más por el hecho de que las palabras que pronunciaba la dama arrodillada no podían ser entendidas
de la más mínima manera y que seguramente no formaban parte de ningún acto relacionado con la iglesia. 


Y habiendo pensado mucho sobre tal extrañeza, por fin, con tímidas excusas, le pregunto a su institutriz sobre lo que había visto. Entonces esta, después de reflexionar durante unos momentos, y comprometiéndola a guardar secreto a vida
o muerte, le dijo que era una cuestión de gran peligro y le hablo de la siguiente  manera:

Yo, como tú, cuando era joven fui instruida por los sacerdotes para adorar a un dios invisible. ¿Pero una anciana con quien tenía mucha confianza me dijo una vez “por qué has de venerar a un dios al que no puedes ver cuando ahí tienes a la Luna
con su esplendor bien visible? Venérala e invoca a Diana, la Diosa de la Luna y ella te concederá tus deseos. Esto es lo que debes hacer, obedecer el Evangelio de las Brujas y de Diana que es la Reina de las Hadas y de la Luna”.

La Joven siendo convencida, fue convertida al culto de Diana y la Luna, y rezó con todo su corazón para encontrar un amante (aprendió el conjuro de la diosa), pronto fue recompensada con la atención y la devoción de un valiente y rico caballero, verdaderamente era el pretendiente que cualquiera podría desear.

Pero la madre, que fue poseída mucho más por su carácter vengativo y su vanidad que por la felicidad de su hija, enfureció de tal manera con este acontecimiento que cuando el caballero se presentó a ella, le despidió diciéndole que su hija estaba destinada a ser monja y una monja debía ser o de lo contrario debía morir.

Entonces la joven fue encerrada en una celda de la torre sin ni siquiera la compañía de su institutriz, y sufrió duramente un gran dolor, teniendo que dormir en el suelo y pasar hambre y sabiendo que su madre tenía su destino en sus manos. Entonces, en medio de esta horrible necesidad, rezó a Diana para que la libertara; cuando de pronto ella encuentra la puerta de la prisión abierta y escapa fácilmente.

Entonces consiguió un vestido de peregrino y viajó por todas partes, enseñando y predicando la religión de los antiguos tiempos, la religión de Diana, la Reina de las Hadas y de la Luna, la diosa del pobre y del oprimido. Y la fama de su sabiduría y su belleza fue conocida en toda la tierra, y la gente la veneraba, llamándola La Bella Peregrina. Por fin su madre, al saber de ella, y llena de un odio como jamás lo había estado y después de muchos problemas consiguió que la detuvieran y la encarcelaran.

Y entonces con muy mal genio le preguntó si consentiría en ser monja; a lo que la joven contestó que ya no era posible, porque ella había dejado la Iglesia Católica y se había convertido en devota de Diana y de la Luna. Y viendo la madre que había perdido a su hija, la denunció a los sacerdotes para que la atormentaran y le dieran muerte como hacían con todos los que abandonaban su religión.

Pero la gente no estaba contenta con esto, porque ellos adoraron su belleza y su bondad, y había muy pocos que no hubieran gozado de su caridad. Con la ayuda de su amante ella obtuvo como ultima gracia, que la noche antes de ser torturada y ejecutada pudiera salir con un guardia al jardín del palacio a rezar. Esto es lo que ella hizo, apoyada en la puerta de la casa rezó a la luz de la luna
llena a Diana, para poder ser liberada de la horrible persecución a la que había sido sometida ya que hasta sus propios padres la habían entregado a una muerte segura.



Sus padres y los sacerdotes y todos aquellos que buscaron su muerte estaban en el palacio atentos por el temor a que ella pudiera escaparse. Cuando de pronto, en respuesta a su oración se desencadeno una terrible tempestad, un viento agobiante, una tormenta tal que ningún hombre había visto jamás que derribó el palacio con todos los que estaban dentro, no quedó piedra sobre piedra ni tampoco ningún alma viva de todos los que allí se encontraban.  Los Dioses habían respondido a su oración.

La joven escapo felizmente con su amante, se casó con él y la casa de campesinos donde vivió es llamada todavía la Casa del Viento.

Esta es exactamente la leyenda tal y como yo la recibí, pero admito que he comprimido un tanto el texto original, que se compone de veinte páginas, y que, en cuanto al acolchado innecesario, indica una capacidad por parte del narrador para
escribir una novela de moda, moderna y mediana, aún un segundo francés valora que dice mucho. Es cierto que en él no detallo las descripciones del paisaje, de los cielos, de los árboles, ni de las nubes - que podría corresponder con el de Volterra – mas es prolongado de manera que representa un regalo para él. Sin embargo, su propia narrativa es extrañamente original y vigorosa, como lo es tal reliquia del heathenism clásico puro, y de la sobre vivencia de la fe en la mitología antigua, cuando todo el Helenismo usado reflejado del Aesthetes no se puede igualar.

Que un culto sobre la creencia en divinidades clásicas haya sobrevivido hasta nuestros días en la tierra del Papado, es un hecho mucho más curioso que si un Mamut vivo hubiera sido descubierto en cualquier rincón de la tierra, porque lo anterior es un fenómeno humano. Estoy seguro que llegará el día, y quizás no esté tan lejano, cuando el mundo de eruditos se asombrará al considerar, aunque tarde, que un periodo inmenso de la antigua tradición sobrevivió en la Italia Septentrional, y cuán
indiferente el culto lo consideraba; y es cierto que solo u hombre, un extranjero, se ocupó seriamente de recopilarlo y conservarlo.

Probablemente existían muchos episodios conmovedores entre los mártires paganos a los que forzaron a abandonar a sus queridos Dioses, tales como Diana, Venus, las Gracias, y otros, que eran venerados por la belleza, al igual que existían entre los cristianos que fueron lanzados a los leones. Ya que el pagano amó a sus dioses con una compasión humana personal, sin el misticismo o el miedo, como si ellos hubieran sido parientes consanguíneos; y había muchos entre ellos que creyeron realmente que tal era el caso cuando alguna doncella que dado algún paso en falso y salió de él atribuyéndolo todo a algún dios, fauno, o sátiro; lo que
resultaba muy conmovedor. Hay mucho por decir sobre el tema así como también contra los idólatras o devotos de imágenes, tal como oí una vez definirlo a una niña.




Madonna Diana (Cuento)



Madonna Diana

Érase una vez, en un tiempo muy lejano, en el Condado de Cettardo, una muchacha de una belleza asombrosa, que fue prometida a un joven tan hermoso como ella misma; pero aunque de buena cuna y bien criados, la suerte o la desgracia de la guerra y el destino los habían hecho a ambos extremadamente pobres. Si algún defecto tenia ella, este era su gran orgullo, por lo que no consentía en casarse si no era como ella deseaba, con un gran lujo de detalles, buenas ropas, una gran fiesta y muchas damas de honor. 

Y esto llegó a ser para la hermosa Rorasa, pues ese era su nombre, tal objeto de deseo, que su cabeza medio enloqueció, y las otras chicas que la conocían, por no decir de los muchos hombres a quien ella había rechazado, la ridiculizaban amargamente, preguntándole cuando se celebraría la lujosa boda, junto con muchas otras burlas, debido a eso, en un momento de locura, fue a la cima de una torre muy alta, y de se lanzó al vacío; y cayó por un barranco terrible que había debajo.

Más no se causó ningún mal, ya que mientras caía se le apareció una hermosa mujer, no perteneciente al mundo mortal, y tomándola de la mano la transportó por el aire a un lugar seguro. Toda la gente alrededor que vio o se enteró de esta proeza gritó, "Milagro, Milagro" e hicieron una magnífica fiesta, y fueron a persuadir Rorasa que ella había sido salvada por la Madona.

Pero la dama que la había salvado, acudió a ella secretamente y le dijo, "Si tienes cualquier deseo, sigue el Evangelio de Diana, o lo que se llama el Evangelio de las Brujas, que venera la luna."
"Si tu adoras a la Luna, entonces lo que tu desees obtendrás"
Entonces la hermosa chica salió sola por la noche y fue al campo, y arrodillada en una piedra de una ruina vieja, ella veneró a la luna y a Diana así invocó:

¡Diana, hermosa Diana! Tu que me salvaste de una muerte espantosa cuándo yo caía por el barranco oscuro Rezo para que me concedas otro favor. Dame una boda gloriosa, repleta de muchas cosas hermosas y grandiosas y muchas madrinas; Y si este favor me concedes, ¡En verdad que del Evangelio de las Brujas seré!

Cuándo Rorasa se despertó por la mañana, ella se encontraba en otra casa, dónde todo era mucho más bonito, y una hermosa doncella la dirigió a otra habitación, donde fue vestida con un lujoso vestido de bodas de seda blanca y diamantes, era su traje de novia de verdad. Entonces aparecieron diez señoritas, todas espléndidamente vestidas, y con ellas muchas personas distinguidas con las que ella fue a la iglesia en su carruaje. 

Y todas las calles se llenaron de música y de gente que llevaba flores.
Entonces ella encuentra al novio y se casa conforme a los deseos de su corazón, diez veces más grandemente de lo que había soñado jamás. Después de la ceremonia, tuvo lugar allí un banquete en el que toda la nobleza de Cettardo estaba presente, y, además, el pueblo entero, ricos y pobres, fueron invitados. Cuándo finalizó la boda, las madrinas le hicieron cada una un regalo magnífico – una le dio diamantes, otra un pergamino en oro, después pidieron permiso para ir a la sacristía y allí tranquilos durante unas horas, hasta que el sacerdote mandó a su
monaguillo a preguntar si necesitaban algo. 

Pero lo que más asombró a la juventud fue al contemplar las diez imágenes talladas en madera y terracota junto a Diana de pie sobre la luna, enormemente adornada y de un valor inmenso, con la semejanza de las diez damas de honor.

Por lo tanto el sacerdote puso estas imágenes en la iglesia, que es la más antigua de Cettardo, y por eso ahora en muchas iglesias se puede ver a la Madona y la Luna, pero es Diana. El nombre Rorasa parece provenir del latino ros rocío, rorare, para rociar, rorulenta, roció - de hecho, la diosa del rocío. Su gran caída para ser levantada por Diana sugiere la caída de rocío por la noche, y su transformación en el vapor bajo la influencia de la luna. Es posible que este sea un cuento mítico, latino muy antiguo. La seda y los diamantes blancos indican el rocío.






viernes, 13 de noviembre de 2015

Grados en la Tradición Aradiana

Grados en la Tradición Aradiana


Siguiendo las diversas y diferentes tradiciones, el Aradianismo propone a sus adeptos tres grados. Estos tres grados están presentes en muchas órdenes iniciáticas, y a la vez están inspiradas en las antiguas religiones mistéricas. Los tres grados son las siguientes:

·        PRIMER GRADO: Iniciado. El neófito descubre si este es su camino, pasa un año y un día desde el día de su consagración; cuando pase este tiempo el neófito será iniciado oficialmente como bruja (o), suma sacerdotisa (sumo sacerdote).



·        SEGUNDO GRADO: Bruja, Sacerdotisa. En este grado el iniciado pasa a ser parte integral de los misterios Aradianos, puede instruir a alguien mas y acercarlo al boschetto que ambos pertenecen o pertenecerán, es sacerdote y feligrés; es miembro importante de la Sociedad de Diana. 




·        TERCER GRADO: Suma Sacerdotisa. Conoce los secretos de los misterios, aprendió los secretos de la brujería, sabe reconocer las plantas y sus funciones, sabe manejar los rituales, domina algún arte de la adivinación y tiene la facultad de formar su propio Boschetto si lo desea. 


viernes, 6 de noviembre de 2015

¿Quién es Aradia? por Armando Volterra

¿Quién es Aradia?

(Por Armando Volterra)

"¡Aradia, Aradia! Te Suplico
¡por el amor que ella profesó por ti!
¡Y por el amor que yo siento también por ti!

¡Te invoco para que me 
concedas la gracia que pido!"

He leído últimamente muchos blogs en la red con todo tipo de información, alguna interesante y otra muy desatinada; el presente artículo, (aunque no lo considero un dogma de fe); esclarecerá quién es la figura mesiánica que está cobrando terreno en la espiritualidad occidental. Si, se trata de Aradia, la mesías de la brujería.

En el año de 1899, aparece un curioso trabajo, de un curioso folclorista y antropólogo llamado Charles Godfrey Leland; un trabajo que él titula: Aradia, o el evangelio de las brujas. Este documento se basa, al menos en sus primeros capítulos; en un manuscrito que Leland consiguió de manos de una vidente italiana llamada Maddalena Taluti, (anteriormente se creía que su apellido era Talenti, pero los descubrimientos modernos dicen que su apellido es Taluti). La vidente italiana tardó alrededor de diez años en enviar a un anciano Leland, un misterioso documento que ella llama, el Vangelo, y este comienza así:



Diana amó desmesuradamente a su hermano a Lucifer, el dios del Sol y de la Luna,
el dios de la Luz, que era exageradamente narcisista, y por causa de su orgullo fue desterrado del Paraíso.
Diana tuvo una hija con su hermano, a quien dieron el nombre de Aradia.

En esta epopeya se nos narrá la opresión del pueblo campesino a manos de los señores feudales y de la iglesia católica, entonces la antigua Diosa pagana, Diana; manda a su hija Aradia a enseñar a los pobres y oprimidos la brujería. El texto lo expone poéticamente de esta manera:

En verdad fuiste concebida y creada por el Espíritu,
pero naciste para volver a ser otra vez mortal;
debes volver a bajar a la tierra para instruir a mujeres y hombres.
A todo quién esté dispuesto a estudiar
la brujería en tu escuela.

 El texto sigue narrando como Aradia, quien es hija de Lucifer, (haciendo clara referencia al diablo cristiano) y de la Diosa pagana Diana;  enseña a sus alumnos todo tipo de brujería, a defenderse de los opresores y a seguir una comida ritual que se celebrará cada Luna llena. Maddalena pone en boca de Aradia las siguientes palabras: 

Cuando me habré marchado de este mundo,
Siempre que vosotros tengáis la necesidad de algo,
Una vez el mes, y cuando la luna este llena,
Os reuniréis en algún lugar del desierto,
O en un bosque solitario y adorareis al poderoso
Espíritu de vuestra Reina,
Mi madre, La Gran Diana. Ella gustosamente
os enseñará toda la brujería que aún no habéis aprendido
Sus secretos más profundos, entonces mi madre
os enseñará, la verdad de todas las cosas aún desconocidas.
Y seréis liberados todos de la esclavitud,
Y entonces seréis libres en todo;
Y como signo que sois realmente libres,
Estaréis desnudos en vuestros ritos, tanto hombres
como mujeres; esto durará hasta que
el último de vuestros opresores será eliminado;
Y haréis el juego de Benevento
apagando las luces, y después de esto
celebrareis vuestra cena así.




(Este texto dará origen a "la carga de la Diosa", escrita por Doreen Valiente y recitada por todos los seguidores de la Wicca, véase Stregheria, Aradianismo y Wicca). 


Desde que Leland se enteró de que existía un supuesto evangelio de las brujas, y hasta el momento que Maddalena le envió el manuscrito del Vangelo, pasaron cerca de diez años. Esto demuestra según algunos, que Maddalena no pertenecía a la tradición que circulaba las historias de Aradia. El viejo Leland, (quien ya veía próxima su muerte); se apresuró a publicarlo, aunque el texto tenía malas traducciones del italiano y errores ortográficos. Él sabía el incalculable valor de este documento, sin embargo; los críticos se dividieron en cuanto al descubrimiento de este manuscrito, en tres posturas que persisten hasta la actualidad:

a)   El documento es auténtico y representa una forma de brujería totalmente desconocida hasta ahora. 
b)  El documento es en parte verdad, y en parte añadidos posteriores o malas interpretaciones; ya sea por parte de Leland o de Maddalena.
c)   Todo el documento es una falsificación de Leland.

La mayoría de los eruditos de ese entonces y los de hoy, descartan la realidad sobre Aradia, o el evangelio de las brujas; argumentando que antes de la publicación de este documento no hay ninguna mención a una tal “Aradia”, lo que parece más bien que el nombre fue inventado. Sobre esto, el mismo Leland cree que se trata de una variante italiana del nombre de Herodías, por cuya intervención decapitaron a Juan Bautista. Otro de los argumentos en contra es el cual, una mesías femenino y una comida ritual eran conceptos muy avanzados para aquella época.

En cuanto al nombre, el antropólogo Ginzburg, famoso por su descubrimiento de los Benandati, (lo cual volvió a abrir para la academia la posibilidad de un verdadero culto brujeril); propone que el nombre es un compuesto de Hera y Diana, lo que formaría a Eradiana. Razón que no es inverosímil, ya que en la antigüedad eran normales los nombres compuestos como Juno-Lucina o Zeus Cronida. Donald Hutton cree, como expone en su libro “El Triunfo de la Luna”; que la identificación de Aradia con Herodías, se debe a la novela de” La Bruja”, de Michelet, y que gran parte de lo que se expone en Aradia no es más que pura inspiración de esta novela, (incluyendo el nombre).


Durante el siglo XX, se crea la Wicca; una religión brujeril neopagana, que alegaba antiguamente ser "La vieja religión". Inspirado por las teorias de la ahora desacreditada, Margaret Murray; el fundador de la wicca llamado Gerald Gardner dice que encontró un verdadero coven que sobrevivió, no solo desde la Edad Media; sino desde la época prehistórica. Este supuesto culto adoraba, (y ahora, adora); a un Dios masculino que ellos llaman Cernunnos, (dios de origen celta), dios astado del campo y la fertilidad. La contraparte de Cernunnos sería la Diosa, llamada en la Wicca: Aradia. Margaret Murray, (y por extensión, Gerald Gardner); creían que hubo un culto antiguo euroasiático que adoraba a un Dios con cuernos, (para mas referencias, lea "El culto de la Brujería en Europa Occidental" y "El Dios de los Brujos", de Margaret Murray); quién pasaría a ser llamado el diablo por la iglesia católica y sus antiguos seguidores, serían arrojados como adoradores de satanás.  Sien embargo, Murray si acertó al afirmar que aunque el cristianismo entro entre los nobles y las clases altas; el paganismo todavía seguía siendo la religión de la gran mayoría del pueblo. Volviendo al tema de Aradia, este texto es extraído del "Libro de las Sombras" de Gardner: 


Ekko Azarak,
Ekko, Ekko, Zomelak;
Ekko, Ekko Cernunnos,
Ekko, Ekko Aradia. 

Sin embargo, el fundador la Stregheria (un estilo de wicca italiana), Raven Grimassi, quien desciende de un linaje de brujas italianas; ha demostrado evidencias que abrieron otra vez las posibilidades sobre la existencia de Aradia, (y no solo en el folclore), el culto de la bruja y la realidad del Sabbath o aquelarre. Grimassi demostró que un grupo de bailarines acrobáticos rumanos, que operaron desde la Edad Moderna, adoraban a una Reina de las Hadas a quienes ellos llaman Arada o Irodesa. En el texto de Leland, Diana aparece como la Reina de las hadas y de las brujas. En el mismo texto, Aradia da instrucciones para que se haga un baile frenético durante la cena ritual.

La cena ritual, dice Grimassi; no es un concepto avanzado para la Edad Media, ni tampoco la existencia de una mesías femenina. A finales del siglo XIII, una secta basada en los escritos de Gioacchino de Fiore, (quien había predicho la llegada de la Edad de la Razón, que desplazaría a la Edad del Hijo, como esta desplazo a la del Padre). La secta creía que su fundadora, Guillermina de Milán; era la encarnación del Espíritu Santo y venía a la tierra a fundar una nueva era; esta secta ordenaba como sacerdotes a hombres y mujeres por igual, no hacían ningún tipo de énfasis a la castidad y vivían todos en comunidad. Cuando Guillermina murió, "los Guillermitas" fuerón perseguidos con saña por la iglesia católica; los restos de la difunta Guillermina fueron quemados para evitar que se dijera que había resucitado y la papesa elegida, fue quemada viva en la hoguera. Manfreda Visconti, fue la desafortunada papesa de los guillermitas; pertenecía a la poderosa familia Visconti, quienes probablemente inventaron el taroth. Algunos dicen, que el Arcano de la papesa, es precisamente un retrato de Manfreda. Así pues, ninguno de los elementos que nos presentó Leland eran modernos, y bien podían encajar dentro del periodo medieval.


Pero Raven Grimassi no se detiene allí. Él dice que la historia que presento Leland, es una interpretación distorsionada y cristianizada de la verdadera leyenda de Aradia o la Santa Strega. Lo que expone Grimassi es que el Vangelo, presenta incongruencias y esta artificialmente ajustada a lo que los inquisidores querían ver en la brujería; tales como la adoración al diablo. En realidad, el Lucifer que se presenta en el Vangelo, no es otro que el Dios Sol, Dianus (Apolo) hermano de Diana; y que Aradia no es solo la hija mitológica de Diana, sino que fue una mortal llamada: Aradia Di Toscano.

Según Grimassi, Aradia Di Toscano nace en el siglo XIV, en la ciudad de Volterra; el día 13 de Agosto de 1313, (esta fecha podría ser artificial, para hacer encajar al nacimiento de Aradia con el día que en la antigüedad se festejaba a la Diosa Diana en el Lago Nemi). Aradia reúne un grupo de seguidores y trata de revitalizar a la Antigua Religión, (la religión pagana en Italia). Por el miedo que la iglesia tenía de Aradia, ellos comenzaron a alegar que las enseñanzas de Aradia eran del demonio, en efecto; las actas de la época nos dicen que “poderosas familias italianas, están haciendo que los campesinos regresen a las supersticiones antiguas”. Aradia es llamada la Santa Strega, porque viajo por toda Italia predicando el evangelio de Diana y vestida de blanco, esta narración aparece también en el documento de Leland, titulado como la Casa del Viento; pero no hace mención que la predicadora sea Aradia.


Así pues, en la Leyenda de la Santa Strega, (recopilada por Raven Grimassi), se le pone en su boca las siguientes palabras como su primera predicación a la muchedumbre:

"Benditos sean los Libres. Bendito sea aquel que se regocije en la Verdad y en el Amor, y no busca mantener las enseñanzas malignas y equivocadas. Sabed que el espíritu está sobre todos ustedes, y ese espíritu es el Amor. El Amor no castiga, ni un día ni la eternidad. No prestéis atención a las enseñanzas del miedo y la restricción. Benditos sean los libres de espíritu, porque de ellos es el reino de ambos mundos. Los que hacen esto son los hijos de la Tierra, quienes no odian, ni enseñan el odio; quienes no temen, ni enseñan el temor; quienes no restringen ni enseñan restricción. Estos mismos son los hijos del Espíritu."


Aradia buscaba la libertad de los oprimidos, la libertad de cada persona y el resurgimiento del paganismo; enfrentándose a la oposición primero de sus propios padres y después de la iglesia católica y de la nobleza. Hace un pacto con sus discípulos, instituyendo los Boschettos (Covens) y señalando como y cuando deben celebrarse las tregendas, (que la iglesia llamaría el Sabbath de las brujas, o aquelarre); para cuando ella se marchase del mundo.

Ante tales afirmaciones de Grimassi, la profesora y antropóloga, Sabina Magliocco; decide ponerse en contacto con él e investigar por su cuenta y llega a la conclusión de que: “…Él esta iniciado en una forma de brujería italiana y popular”. Sobre Aradia ella publica dos documentos, uno llamado "Who was Aradia?", y el otro titulado Aradia in Sardinia. En "Who was Aradia?" Ella afirma que no es inverosímil creer que una mujer asumiera el papel de Aradia, y diera algunas lecciones de vida a un grupo reducido. También en Aradia in Sardinia, ella encuentra que en el folclore sardo existía, desde la Alta Edad Media, registros acerca de dos espíritus; uno bueno llamado S’Araja justa (Rejusta) y uno malo llamado Araja demonium. Nombres que podrían ser los antecedentes al nombre de Aradia, la hija mitológica de Diana, la Reina de las hadas y de las brujas.



Aradia como mesías o figura espiritual está cobrando terreno cada día; mucha gente se convierte al evangelio de Diana, tal y como la Santa Strega así lo quiso, y no parece inverosímil que ella llegue a ser la Nueva Diosa de la Edad de la Razón. Y como dijo un erudito; “…en alguna realidad distante, tanto Jesús, como Buda y Aradia existen, y guían los pasos de sus seguidores”. 

En la Leyenda de la Santa Strega, Aradia; habla de si misma de esta manera:

"Muchas personas comenzaron a discutir entre sí en relación con Aradia. Sus discípulos se acercaron a ella y le dijeron: "Mi Dama, algunos dicen que eres profetisa, y otros dicen que eres una maga, ¿qué le vamos a decir a quienes pregunten por usted?

Aradia cogió un puñado de tierra, y mirando a la multitud, dijo: Yo soy la hija del Sol y la Luna. Yo soy la Tierra. Yo soy el amor a la Libertad, que es el amor de los Dioses. Y todo aquel que cree en mí, el mismo será un hijo de la Madre y del Padre que habitan en todas las cosas."

Para más información les invito a pasarse por la página de Raven Grimassi: http://www.stregheria.com/aradia.htm; leer THE BOOK OF THE HOLY STREGA (de Grimassi), los artículos de la profesora Magliocco ¿Quién fue Aradia?, Aradia in Sardinia; y por supuesto, leer Aradia, o el evangelio de las brujas de Charles Leland publicado en este blog. 

http://www.jesterbear.com/Aradia/Aradia.html Who was Aradia?, de Magliocco.