lunes, 16 de noviembre de 2015

Madonna Diana (Cuento)



Madonna Diana

Érase una vez, en un tiempo muy lejano, en el Condado de Cettardo, una muchacha de una belleza asombrosa, que fue prometida a un joven tan hermoso como ella misma; pero aunque de buena cuna y bien criados, la suerte o la desgracia de la guerra y el destino los habían hecho a ambos extremadamente pobres. Si algún defecto tenia ella, este era su gran orgullo, por lo que no consentía en casarse si no era como ella deseaba, con un gran lujo de detalles, buenas ropas, una gran fiesta y muchas damas de honor. 

Y esto llegó a ser para la hermosa Rorasa, pues ese era su nombre, tal objeto de deseo, que su cabeza medio enloqueció, y las otras chicas que la conocían, por no decir de los muchos hombres a quien ella había rechazado, la ridiculizaban amargamente, preguntándole cuando se celebraría la lujosa boda, junto con muchas otras burlas, debido a eso, en un momento de locura, fue a la cima de una torre muy alta, y de se lanzó al vacío; y cayó por un barranco terrible que había debajo.

Más no se causó ningún mal, ya que mientras caía se le apareció una hermosa mujer, no perteneciente al mundo mortal, y tomándola de la mano la transportó por el aire a un lugar seguro. Toda la gente alrededor que vio o se enteró de esta proeza gritó, "Milagro, Milagro" e hicieron una magnífica fiesta, y fueron a persuadir Rorasa que ella había sido salvada por la Madona.

Pero la dama que la había salvado, acudió a ella secretamente y le dijo, "Si tienes cualquier deseo, sigue el Evangelio de Diana, o lo que se llama el Evangelio de las Brujas, que venera la luna."
"Si tu adoras a la Luna, entonces lo que tu desees obtendrás"
Entonces la hermosa chica salió sola por la noche y fue al campo, y arrodillada en una piedra de una ruina vieja, ella veneró a la luna y a Diana así invocó:

¡Diana, hermosa Diana! Tu que me salvaste de una muerte espantosa cuándo yo caía por el barranco oscuro Rezo para que me concedas otro favor. Dame una boda gloriosa, repleta de muchas cosas hermosas y grandiosas y muchas madrinas; Y si este favor me concedes, ¡En verdad que del Evangelio de las Brujas seré!

Cuándo Rorasa se despertó por la mañana, ella se encontraba en otra casa, dónde todo era mucho más bonito, y una hermosa doncella la dirigió a otra habitación, donde fue vestida con un lujoso vestido de bodas de seda blanca y diamantes, era su traje de novia de verdad. Entonces aparecieron diez señoritas, todas espléndidamente vestidas, y con ellas muchas personas distinguidas con las que ella fue a la iglesia en su carruaje. 

Y todas las calles se llenaron de música y de gente que llevaba flores.
Entonces ella encuentra al novio y se casa conforme a los deseos de su corazón, diez veces más grandemente de lo que había soñado jamás. Después de la ceremonia, tuvo lugar allí un banquete en el que toda la nobleza de Cettardo estaba presente, y, además, el pueblo entero, ricos y pobres, fueron invitados. Cuándo finalizó la boda, las madrinas le hicieron cada una un regalo magnífico – una le dio diamantes, otra un pergamino en oro, después pidieron permiso para ir a la sacristía y allí tranquilos durante unas horas, hasta que el sacerdote mandó a su
monaguillo a preguntar si necesitaban algo. 

Pero lo que más asombró a la juventud fue al contemplar las diez imágenes talladas en madera y terracota junto a Diana de pie sobre la luna, enormemente adornada y de un valor inmenso, con la semejanza de las diez damas de honor.

Por lo tanto el sacerdote puso estas imágenes en la iglesia, que es la más antigua de Cettardo, y por eso ahora en muchas iglesias se puede ver a la Madona y la Luna, pero es Diana. El nombre Rorasa parece provenir del latino ros rocío, rorare, para rociar, rorulenta, roció - de hecho, la diosa del rocío. Su gran caída para ser levantada por Diana sugiere la caída de rocío por la noche, y su transformación en el vapor bajo la influencia de la luna. Es posible que este sea un cuento mítico, latino muy antiguo. La seda y los diamantes blancos indican el rocío.






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