Teología: El Padre Dios
El Dios que nosotros adoramos es el
Señor de la Justicia, la Luz y el orden. Es la Energía que mueve la materia, es
la Luz que ilumina el mundo y lo disipa de las tinieblas; el trae la luz tanto
física, como espiritual, e intelectual. El Padre Dios es fuerte como los
hombres, firme y constante; también es el amor erótico de los hombres y su
poder sexual. El Padre Dios es el señor del Sol, el Rey sagrado animal y de las
cosechas, y también el Señor que ha vencido la muerte y conoce los misterios
del más allá. El Padre Dios pasa por etapas que define su teología, estas son
las etapas sagradas:
* NACIMIENTO: Él nace de la Virgen Madre pasando el
solsticio de invierno, cada veinticinco de diciembre, el universo lo recuerda
en su figuración como Dios solar. En
el principio, todo era parte del Uno, que había juntado todas las polaridades
dentro; hasta que tras una gran explosión se dividió; en materia y energía se
dividió y formo los planetas, constelaciones y todo lo que existe en el
universo. En el año astrológico conmemoramos esto cuando después de días de
oscuridad a finales del otoño y principios del invierno, el sol parece
descender hacia el sur, y la noche se hace más larga que el día, hasta que el
21 de diciembre (en el solsticio de invierno) el día y la noche duran lo mismo.
El veinticinco de diciembre, el día dura, por fin; una hora más que la noche y
desde entonces los pueblos antiguos conmemoran ese día como el nacimiento del
Padre Dios.
* MUERTE: El Señor es representado como Señor
de la Naturaleza, y se une con la Madre Tierra para dar Vida al mundo. Antes de
que pasé ese vigor, el Señor Dios es sacrificado ritualmente; para asegurar su
renacimiento o reencarnación en útero de la Gran Diosa el próximo diciembre. El
sacrificio del Padre Dios era siempre representado muerto colgando de un árbol
sagrado de la vida,[1] o bien;
siendo descuartizado, o devorado vivo por los feligreses.[2]
La Antigua Religión lloraba la muerte del Señor, aunque lo veían necesario para
lograr vencer a las fuerzas de la oscuridad y la muerte, traer la vida el próximo año.
* RENACIMIENTO O RESURRECCIÓN:
Solo tras la muerte
podemos pasar a la vida eterna, por lo tanto; Su sufrimiento es la forma para
vencer a la Muerte por medio del renacimiento. La Gran Madre resucita a su Hijo
Divino en su propio seno generador y maternal y lo traduce en un nuevo brote de
vida. Así es como, enterrado el grano de trigo, viéndolo morir en la tierra,
este dará nueva vida y en abundancia en la primavera próxima.
El Padre Dios es como todos los
hombres; así como la Diosa Madre es como todas las mujeres. Él es sexual,
fuerte, competitivo y vigoroso. Él provoca el amor hacia los hombres. Él es
independiente, justiciero, duro; pero también bondadoso, generoso y dispuesto
siempre a perdonar. Él conoce el sufrimiento, conoce la muerte y entiende el
sufrimiento, y el sentir de sus hijos. Consagrarse al Señor es un viaje para
pasar de esta vida terrena a la Vida Eterna.
En su aspecto de Padre Celestial Él
ama a todas sus creaturas, los protege y les ayuda a su crecimiento físico y
espiritual. En el evangelio de las brujas aparece con el nombre de Dianus o
Lucifer, pero este es solo un título, Él tiene tantos nombres como pueblos hay
en el mundo.
[1] Las
brujas del Benevento, adoraban a una serpiente de oro colgada de un nogal;
sobre el cual giraban frenéticas y danzaban. Moisés mismo levanto una serpiente y
la puso sobre un asta para que la gente se curara. Jesús mismo se compara con
esta serpiente, en Juan cap 3:14-16.
[2] Ejemplo
de ello tenemos a Odín, que para alcanzar la sabiduría tuvo que colgar del
árbol Yggdrasil con una lanza atravesada en el pecho. Tenemos también los
rituales dionisíacos, en los cuales se comía un carnero vivo con los dientes y
se remembraba la muerte del Dios y su sufrimiento.
[1] Las
brujas del Benevento, adoraban a una serpiente de oro colgada de un nogal;
sobre el cual giraban frenéticas y danzaban. Moisés mismo levanto una serpiente y
la puso sobre un asta para que la gente se curara. Jesús mismo se compara con
esta serpiente, en Juan cap 3:14-16.
[2] Ejemplo
de ello tenemos a Odín, que para alcanzar la sabiduría tuvo que colgar del
árbol Yggdrasil con una lanza atravesada en el pecho. Tenemos también los
rituales dionisíacos, en los cuales se comía un carnero vivo con los dientes y
se remembraba la muerte del Dios y su sufrimiento.
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